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El acuerdo o el trapicheo

UPN es el partido carcamal, ultracatólico y nacionalista español que sacó más votos que ningún otro pero menos que el conjunto de la presunta izquierda en las últimas elecciones forales. Hoy se reúne su Consejo Político para decidir si votan en contra, a favor o se abstienen en la votación de los Presupuestos Generales del Estado. Las implicaciones en su acuerdo con el PP son conocidas por todo el mundo, pero Miguel Sanz (el presidente navarro cuyas ansias se centraban en que Zapatero no vendiera Navarra a la ETA) parece dispuesto a vender sus votos a Zapatero (léase la ETA) a cambio de que el PSN permita que salgan adelante los presupuestos navarros. Para quien no lo recuerde, el PSN es el partido que podría estar gobernando en Navarra con IU y Nafarroa Bai, pero hizo la pinza para que gobernara el PP (¿o esto no es la pinza? ¿sólo el PSOE tiene derecho a elegir sus alianzas?).

Uno podría haber entendido que el PSN optara por no gobernar con Nafarroa Bai e Izquierda Unida por razones políticas. Por ejemplo, por asumir el ideario nacionalista y pensar que más importante que el eje izquierda-derecha es el eje España-antiespaña. O por centrarse en su programa electoral que no anunciaba ninguna medida nueva sobre la interrupción del embarazo: un cambio de gobierno en Navarra hubiera podido suponer, cinco lustros después, la homologación de la región foral con el resto del estado.

También se podría argumentar en favor de la abstención o incluso el voto positivo de UPN en el congreso sobre los presupuestos: a lo mejor les encanta que se suba la asignación a la Casa Real, por ejemplo. En este caso hay más razones para rechazar la autonomía política de UPN porque se basa en un engaño a sus electores, a quienes nadie avisó de que iban a adoptar un criterio propio: sus votantes lo hicieron a un partido que era el PP en Navarra, es decir, el PP a lo bestia (no porque los navarros sean bestias, sino porque la derecha navarra es bestia).

Ninguna de las posiciones, en cambio, se ha basado en criterios políticos. Cuando se produjo el navarrazo, el PSOE no nos explicó que la decisión se tomaba en defensa de la unidad de España, ni nada por el estilo. Se dijo que se hacía ‘por responsabilidad‘: tan incomprensible fue la decisión para los ciudadanos irresponsables que provocó una oleada de dimisiones en el PSN. Tampoco UPN está argumentando políticamente su posible abstención: lo hacen ‘porque piensan en Navarra‘. Es un mero trapicheo: al PSN le da igual el contenido concreto del gobierno de Navarra, como a UPN le importa un rábano qué partidas compongan el presupuesto español. Ambos votarán lo que les convenga para mantener el poder en el otro lado. No es una cuestión política sino mercantil: el voto de los diputados se somete a leyes del mercado y tiene un precio. Te doy mis votos a cambio de los tuyos.

Quienes ven la política como el arte de agarrarse al sillón, se habrán convencido de que el PSOE ha mostrado una habilidad estratégica asombrosa: cediendo el gobierno navarro (que no les importa nada) consiguen de una tacada aprobar los presupuestos y empujar a la ruptura del PP navarro, se llame como se llame (justo antes, por cierto, de las elecciones vascas).

Quienes vemos la política como una forma de transformar la sociedad en la que importa menos quién gobierne que qué cosas se hagan debemos ser unos ingenuos ignorantes que no entendemos de estas cosas. Como ayer eran unos ingenuos quienes hablaban de la nacionalización de la banca.

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